En algún momento de nuestras vidas todos los hombres y las mujeres tenemos infecciones en las vías urinarias, algunas personas pueden contraer enfermedades de transmisión sexual o una enfermedad de mayor gravedad en los riñones o vejiga, los hombres pueden desarrollar algún padecimiento en la próstata, testículos y pene. Ahí es cuando acudimos al urólogo, quien está especializado en el diagnóstico y tratamiento de estas afecciones.
Algunas de las enfermedades urológicas principales son los tumores, ya sean benignos o cancerosos, y los traumatismos de cada uno de los órganos del sistema renal y del aparato reproductor masculino, las infecciones urinarias, la famosa piedra en el riñón llamada litiasis, las malformaciones renales y de las vías urinarias, la incontinencia de orina y otras alteraciones, los problemas de la próstata, la disfunción eréctil, la infertilidad, así como otros problemas en los genitales masculinos y ciertos problemas femeninos.
Eso sí, no debemos confundir la urología con la nefrología. La nefrología no es quirúrgica y se encarga regularmente de las enfermedades relacionadas con la función del riñón, así como de la diálisis y la hipertensión arterial.
¿Cuándo debo solicitar una cita con un urólogo?
Si sientes alguno o varios de los siguientes síntomas: molestia en las vías urinarias, en genitales, si presentas una necesidad intensa y no controlable de orinar, dolor en los riñones o bien si temes haber contraído alguna enfermedad venérea o de transmisión sexual es buen momento para acudir al urólogo de tu confianza. Recuerda que un urólogo atiende a hombres y mujeres.
Cualquier hombre, aunque nunca haya sentido molestias, debe acudir a una cita con su urólogo de confianza para una revisión rutinaria anual a partir de los 40 años.
Es muy importante que cuando tengas una molestia sepas acudir al médico especializado en el área de tu cuerpo en que la está sintiendo, no por vergüenza, miedo o desidia, permitas que lo que pudo haber sido un tratamiento pequeño y sin muchas dificultades, termine en una operación riesgosa o un cáncer incurable.